La delgada línea entre el romanticismo y la lujuria

La lujuria, una amiga que se presenta habitualmente. Más de alguna vez he tenido que enfrentarme a no saber cómo interpretar la situación y el cómo actuar bajo sus dominios. Temo demostrar una intención equivocada. No es que esté pendiente de que mi pareja crea lo que yo quiera que piense, porque al fin y al cabo, puede que no sea problema mío. Aún así me siento incómodo si percibo que la otra persona me mal interpreta. De alguna forma me condiciona a mi actuar posterior. Por eso es que me hallo en un dilema constantemente.

Después de conversar el tema con una amiga aclaré desde otra perspectiva el asunto. En general a los hombres nos gusta el contacto físico más directo y prolongado, un beso apasionado por ejemplo. Por otro lado, para las mujeres tiene que pasar por un proceso de confianza, cariño, dedicación, etc. En el fondo los hombres sentimos la aprobación cuando logramos obtenerlo, sin desmerecer que igual necesitamos de la confianza y el cariño, porque a la larga realmente es necesario si se quiere mantener algo. El problema es que ocurre un conflicto, porque el hombre va a tener la tendencia de ir un poco más allá rápidamente, mientras que para la mujer será importante aceptar y tener la seguridad de que esa persona que está junto a ella es confiable.

Con lo anterior no quiero decir que los hombres somos unos pervertidos ni que la mujeres sólo aprueban a alguien con las condiciones expuestas. Ambos podemos ser frágiles en muchas circunstancias y los comportamientos pueden depender de muchas otras cosas. Lo extraño es que incluso superada la etapa de confianza, suelen haber episodios en que dudo si lo que estoy haciendo perturbe alguna ocasión especial.

¿Por qué me preocupo de lo que la otra persona piense? ¿Acaso no debería uno estar tranquilo sólo con mi conciencia?. Pienso que la lujuria nos impulsa a actuar disfrazadamente con tal de satisfacer algún capricho, además somos incapaces de reconocer que nuestra motivación tiene este origen. Por eso es que cuando jugamos entre los dos territorios se nos produce una confusión entre lo que queremos demostrar y lo que realmente deseamos. Quizás no queremos dar a conocer nuestra faceta de lujuria, porque se asocia más a un acto de "calentura" que de amor como tal. Bajo mi percepción, creo que la lujuria tiende a ensuciar el romanticismo. Pareciera ser algo que pesa a la hora de ponerse en faceta de conquistador, porque es un lado que nos impulsa a actuar más rápidamente. También pienso que ser muy pasivo y lento enfría el momento. No demostrar interés en absoluto puede jugar en contra, ya que muchas veces el tomar la iniciativa es importante. De todas formas no creo que sea incompatible la lujuria con el amor.

Quizás sea fácil decir que para todo hay un equilibrio, debemos ser capaces de actuar adecuadamente en los contextos que se presentan (es lo que intento habitualmente), pero aún así la lujuria suele aparecer cuando no la necesito y temo que mi pareja crea que mi motivación sólo se deba a mi lujuria.

jejeje, mi pareja sabe que mi motivación o interés por ella es porque soy un pervertido y libidinoso. El amor y la confianza son desconocidos por mí...jajaja. Más de alguna vez lo conversé con ella y sólo me acordé porque ella me bromeó toda esta semana.

Reflexiones que más de alguna vez fueron parte...

Que ando enrollado ._.